martes, 21 de enero de 2014

INVESTIGANDO SOBRE POMPAS.

Ahora que ya sabemos cómo se forman las pompas y la multitud de formas que tenemos para crearlas, queremos seguir profundizando sobre cómo influir en ellas y conseguir los resultados que esperamos.
¿Os habéis preguntado alguna vez cómo podríamos hacer pompas más fuertes, que no se rompiesen tan fácilmente? Se nos han ocurrido muchas formas, pero conforme hemos ido probando, veíamos que no conseguíamos lo que queríamos; una fórmula sencilla nos permitió crear pompas más duraderas en el tiempo y más flexibles, que al chocar con algún objeto, son capaces de recuperar su forma y no romperse.
Probad en casa: usamos dos vasos de agua destilada, uno de detergente de lavavajillas, una cucharadita de azúcar y una cucharada sopera de glicerina. Con dicha mezcla, usamos un pompero, y descubrimos que podemos atrapar las pompas sin que se nos rompan. ¡Probad en casa! El azúcar espesa la disolución y la glicerina ralentiza la evaporación del agua.
Pero, ¿os imagináis si pudiésemos meter algo dentro de una pompa sin que ésta se rompiese? Sabemos el tamaño que tienen las pompas que podemos hacer con el pompero o la cañita, y empezamos a pensar en qué cosas cabrían y cuáles no. Pero nos surgen dudas, pues una pompa no tiene agujero, y para meter algo dentro de otro algo, necesitamos uno. Volvemos a crear la mezcla que ya conocemos y que consigue pompas más fuertes; usamos una cañita y una superficie húmeda; con la cañita, creamos una pompa sobre la mesa y somos capaces de introducir la cañita dentro, volver a soplar y formar una nueva pompa. ¡Guau!
Descubrimos que, pasados unos instantes, la pompa interior consigue salir y se queda pegada a la exterior. Si probáis en casa, seguro que conseguís descubrir más cosas. ¡Animaros!

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EL BARRO.

A estas edades, es fundamental ofrecer a los niños y niñas, experiencias que les enriquezcan, les den la oportunidad de tocar, oler, mirar, apreciar a poca distancia; todas estas experiencias van aumentando el bagaje del niño, sus posibilidades, su conocimiento para enfrentarse a todo lo que le va llegando. Por eso, cuanto más rico sea su entorno y más oportunidad tenga de experimentar, más competente se irá haciendo.
Hablando del Sahara, nos llamó la atención que mucha gente vive en casas hechas de barro, algo chocante para nosotros, pues nuestras casas son diferentes.
Nos sorprendió tanto, que decidimos comenzar a hablar del barro, y para poder hablar con propiedad, comenzamos haciendo barro; nos fue sencillo saber que necesitaríamos agua y tierra, y teníamos claro dónde podríamos conseguirlo. Conseguimos un barro que pudimos tocar, ese día dio igual ensuciarnos; apreciamos su textura, su temperatura, y nos dimos cuenta de que era "flojito", nada duro ni fuerte, pues se escapaba entre nuestros dedos, y si pretendíamos construir algo, era muy complicado. Decidimos esperar, darle un tiempo para ver si se ponía duro y en efecto, vimos que el barro se endureció; pero en cuanto apretábamos lo más mínimo, aquello se convertía de nuevo en tierra. Hablamos de que no era el mejor material para construir una casa.
Pero a veces, sin que tengamos que intervenir, la propia naturaleza forma barro; uno de los días de lluvia, salimos al patio y cogimos un poco de barro del que se había formado con la arena. Lo volvimos a tocar, esperamos y nos volvimos a dar cuenta de que era un material poco fuerte.
Intentando darles diferentes propuestas, llego al aula otro tipo de barro, uno que utilizan las personas para crear todo tipo de objetos y que se compra en las tiendas; vimos semejanzas y diferencias con el que nosotros habíamos creado. Era más sencillo de moldear, así que hicimos diferentes formas; lo dejamos secar y al recogerlo, apreciamos que era más duro que el otro. Pero usando toda nuestra fuerza, pudimos romperlo también.
Con todas nuestras experiencias, ahora sabemos más del barro, y podríamos saber mucho más, pero nuestras intenciones van por otro lado. Somos más ambiciosos y no nos gusta quedarnos estancados, así que ahora, nos centraremos en otro dato que pudimos conocer en el vídeo de Fatma; algunos saharauis viven en tiendas de campaña....

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jueves, 16 de enero de 2014

UN NIÑO, UNA CASA.

Como siempre, todo lo que ocurre a nuestra alrededor, nos afecta, y cada vez más, somos conscientes de que estamos en el mundo y podemos intervenir en él; por eso, el otro día, cuando nos trajeron las bolsas para recoger comida para el pueblo Saharaui, se originó en clase una conversación muy interesante.
Nos preguntábamos dónde viviría ese pueblo, por qué necesitaban comida y cómo podríamos ayudarles; utilizamos nuestro ordenador para conocer algo más acerca de dicha realidad, y pudimos situar dicho lugar en nuestra bola del mundo. Nos dimos cuenta de que están mucho más cerca de lo que pensábamos, y esto nos sorprendió; para ponerle cara al problema, vimos en Internet un vídeo que cuenta el día a día de una niña que vive en un campamento Saharaui.
Pudimos apreciar que viven en un desierto y que su vida es muy diferente a la nuestra en cuanto a recursos, pero no en cuanto a necesidades; nos impactó ver sus casas, carentes de cosas que a nosotros nos resultan imprescindibles. Fue por esto, por lo que tomamos una decisión; vamos a aprender a construir una casa como la nuestra, para poder algún día, ofrecerle a Fatma (que así se llama la niña del vídeo) y a todo su pueblo, unas mejores condiciones y una vida más digna.
Es un reto importante, pero somos conscientes de que juntos, podemos; os pedimos vuestra ayuda y colaboración para todo lo que vayamos necesitando.
Como veis, nuestros intereses siguen aumentando, y cada vez nos vemos más capaces; nos gusta ser conscientes de las cosas que pasan en el mundo y es fundamental que algo se nos mueva por dentro ante las injusticias. No entramos en ideas políticas, eso se nos escapa; lo que nos importa, es ayudar a que una niña tenga una casa digna, porque nos sentimos cerca de ella.
Y en todo esto, nos iremos haciendo más competentes, iremos viviendo experiencias ricas y enriquecedoras.
¡Os mantendremos informados!





domingo, 12 de enero de 2014

HACIENDO POMPAS DE JABÓN.

Ahora que ya sabemos qué ocurre cuando mezclamos agua y jabón, ¿sabéis cuántas formas de hacer pompas hay?. Miles y miles.
Comenzamos hablando de los elementos que son necesarios e imprescindibles para conseguir una pompa: agua, jabón y aire. Vamos más allá, y nos damos cuenta de que el aire podemos proporcionarlo con nuestra boca, soplando despacio, porque si lo hacemos rápido, la pompa explotará; pero sólo con nuestra boca, no es suficiente. Hablamos de un instrumento, lo describimos, casi todos lo conocemos, pero no somos capaces de ponerle nombre. Cuando la seño lo enseña, lo reconocemos; es un pompero. Vamos viendo sus partes e intentamos analizar qué cualidades son fundamentales para conseguir pompas y cuáles son secundarias. Ahora, pensamos en objetos cotidianos con los que poder hacer pompas, y si los tenemos en clase, lo comprobamos; vamos viendo que no siempre acertamos, pues algunos objetos como el tenedor, no nos ayudan a formar pompas.
Disfrutamos mucho, no sólo creando pompas, sino también explotándolas y apreciando su fragilidad.
En casa, podemos seguir buscando materiales con los que hacer pompas; ¡seguro que encontramos alguno nuevo!


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SENTIMIENTOS NEGATIVOS.

Retomando la lectura anual, esta semana tenemos la oportunidad de hablar de los sentimientos que la madrastra sentía cada vez que miraba a Blancanieves y la consideraba mejor que ella: rabia, celos, envidia.
Da mucho que pensar el preguntar a niños y niñas de 3 años qué es eso de tener envidia, o celos, o rabia, y encontrarte con que no lo saben; no han experimentado ninguno de estos sentimientos, no entienden a qué se refieren. Y entonces, una se pregunta "¿llegarán a saberlo algún día?, ¿vivirán alguna experiencia que les familiarice con alguno de ellos?"; y refiriéndonos ahora al mundo adulto, ¿qué fue aquello que vivimos en algún momento de nuestras vidas y que nos hizo reconocerlos?. 
El caso es que analizando el comportamiento de la madrastra de Blancanieves, apreciamos que la rabia, los celos, la envidia, no deben ser sensaciones positivas, sino todo lo contrario. Intentamos entender y basándonos en nuestra propia vida, asociamos dichos sentimientos con el enfado, algo que ya sí conocemos. Pero, nos cuesta reconocer momentos en los que nosotros y nosotras nos hayamos enfadado; nos acordamos de cuando mamá se enfada porque le pegamos a algún amigo, o cuando papá se enfada porque no queremos comer. 
¿Y qué hacer si notamos que estamos enfadados? Enfadarse no sirve para nada si acarrea consecuencias negativas; miramos cómo cambia nuestra cara cuando nos enfadamos. Buscando formas de canalizar nuestros futuros enfados, decidimos volcar toda nuestra rabia (en este momento, forzada) sobre un mural. Un mural en el que expresemos a través de la pintura todo el coraje que nos producen algunas experiencias.
Una vez terminado, hemos soltado toda nuestra rabia, así que ya no deberíamos volver a enfadarnos más; pero, ¿qué hacer ahora con el mural?. Decidimos romperlo, acabar con él; lo rompemos en mil pedazos y lo tiramos a la basura. No lo queremos en la papelera del colegio; buscamos un contenedor y lo encontramos cerca del colegio, gracias a los compañeros que viven cerca y que sabían dónde estaban. Salimos a tirar los restos del mural y nos encontramos con varios contenedores; usamos nuestras experiencias anteriores, recordamos que alguna vez hemos salido con algún familiar a tirar la basura, y reconocemos el contenedor de papel. Tiramos la bolsa, pero ahora nos surgen dudas sobre quién, cómo y dónde se llevan la basura cuando la depositamos en su lugar correspondiente. Nos damos cuenta de que podremos averiguarlo si estamos allí cuando venga el camión de la basura, pero no sabemos su horario; Ainhoa, que vive cerca, se ofrece para preguntarlo en casa.
Son dudas que van surgiendo, que nos preocupan y a las que llegamos por nuestras experiencias. ¡Contamos con vosotros y vosotras para resolverlas!

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¡ARRANCAMOS EL SEGUNDO TRIMESTRE!!

Después de unos días libres en los que poder dedicar tiempo a todo aquello que nos hace felices en compañía de los nuestros, volvemos al cole cargados de energía y con muchas ganas. ¡Bienvenidos!
Justo a la vuelta, después de muchos días sin vernos, caras de alegría, abrazos, conversaciones con las que ponernos al día unos y otros; ¿qué tal tu Navidad?, ¿qué has heccho?, ¿te lo has pasado bien?
Nuestra atención centrada sobre todo en la visita de los Reyes Magos a nuestras casas; les contamos a los demás lo que sus Majestades nos han traído y nos damos cuenta de que nuestros intereses son muy parecidos. Sigue sorprendiéndonos la ilusión que se refleja en su mirada hablando de todo esto.
Y nos emociona saber que en casa de la seño, los Reyes Magos también han dejado un regalo para la clase; hay sólo uno y no tiene nombre, así que nos damos cuenta de que es para todos. Nos vamos acostumbrando a compartir, a tener en cuenta al otro; la caja, el juego en sí, las instrucciones,...todo nos resulta interesante. 
Volvemos a convivir y el reencuentro ha sido genial.